El poder corrompe y compra voluntades.
Atraviesa todas las esferas sociales.
Lideres, funcionarios, amigos y partidos
El que obtiene poder político concentrado no lo suelta, el
podio presidencial tiene imán. Es un caníbal que engulle todo al que se presta.
El uso de los cargos públicos para obtener beneficios
privados son signos bien conocidos en nuestra política. ¿Estará estipulado ese
comportamiento en nuestra democracia?
Cuando el régimen de estado es duro de oído ante las quejas
de su pueblo, y la justicia no es el poder dominante caemos en el juego de los
límites. La siembra de la inestabilidad
origina violencia y la
sublevación de las masas. Preludio del ocaso. Una reacción que no solamente
ocurre en el ámbito educacional local, en el
internacional también.
El hombre guerrea porqué no está contento con el sistema
existente y en espera de conseguir otra cosa mejor. Desgraciadamente el
presente se caracteriza por la violencia vandálica usada como recurso para
hacerse oír ante un gobierno que enmudece. Vivir empantanados por la
intransigencia del poder es no vivir, querer imponer una idea por la fuerza es
aspirar un imposible. Donde no hay independencia y libertad de acción la violencia
se impone.
Los mandatarios deben recordar que la palabra y el diálogo
nos diferencian de las bestias. Que el poder que esta encabezado por el
sometimiento político de turno en lugar de la ciudadanía, no es duradero. Para amortizar la vorágine, se consigue mas
éxito usando el acercamiento que con la imposición del mandato. Mandar es
obligar, mejor es persuadir. Ante el descontento, la fuerza es valedera por
corto tiempo. La presión popular obliga paulatinamente a ceder. Gracias a los
excesos capitalistas surgió el
socialismo. El comunismo fue el resultado final de su imperio.
Tal y como están las cosas, el próximo presidente argentino
aparte de ser Honesto, va a necesitar
ser malabarista… ¡y profeta iluminado!.
¡La libertad extraída de las prohibiciones marcan la
individualidad de los pueblos!
Vandalismo |
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