jueves, 3 de mayo de 2018

Lo oculto, lo que no vemos y la concepción del cosmos como principio divino

La Iluminación entre lo humano y divino, en las ciencias ocultas de occidente y diferentes culturas.
La filosofía de la naturaleza transmuta sencillez y paz en nuestra conducta hacia la búsqueda de lo infinito. Lo importante es la conexión con uno mismo y la permanencia en nuestro cerebro a los estímulos no visuales. Ya en su tiempo, Epicuro aseguraba que el espíritu siendo etéreo estaba formado por átomos energéticos y pertenecía al mundo sensible.
Todos estamos dotados de una sustancia energética incorpórea fuera del espacio y tiempo, que busca conexión con la psique y forma parte de nuestra vida anímica.  Condición espiritual irrenunciable, porque es vegetativa, sustancia que nutre las plantas, la vida e instinto animal y obra como unidad principal del todo. Fluye aún después de los cambios, vida-muerte hasta que el enigma del campo electrónico se disipa.
Muchas veces, Los que partieron quieren volver a estar con nosotros. No se resignan al hecho de no estar vivos manifestando su presencia de diferentes maneras. El recuerdo, la memoria, el homenaje, los sueños, visiones…Todo exterioriza y amplifica la vital existencia. ¡Nadie ni nada desaparece por completo!
La doctrina de la reencarnación dice que el alma se desprende de la envoltura física y pasa de un cuerpo a otro hasta su evasión final. Esta teoría, en parte, sería una razón para saber porque seres puros deben sufrir arbitrariedades y penurias sin fundamento. ¡Por qué ese legado de padecimiento tan poco justo! Aunque sea heredado, no hay razón ni rebeldía que lo  justifique.
Convengamos que el cuerpo no es propiedad exclusiva, es un préstamo fugaz con entrega a plazo fijo.

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