La Iluminación entre lo humano y divino, en las
ciencias ocultas de occidente y diferentes culturas.
La filosofía de la naturaleza transmuta sencillez y
paz en nuestra conducta hacia la búsqueda de lo infinito. Lo importante es la
conexión con uno mismo y la permanencia en nuestro cerebro a los estímulos no
visuales. Ya en su tiempo, Epicuro aseguraba que el espíritu siendo etéreo
estaba formado por átomos energéticos y pertenecía al mundo sensible.
Todos estamos dotados de una sustancia energética
incorpórea fuera del espacio y tiempo, que busca conexión con la psique y forma
parte de nuestra vida anímica. Condición
espiritual irrenunciable, porque es vegetativa, sustancia que nutre las
plantas, la vida e instinto animal y obra como unidad principal del todo. Fluye
aún después de los cambios, vida-muerte hasta que el enigma del campo
electrónico se disipa.
Muchas veces, Los que partieron quieren volver a estar
con nosotros. No se resignan al hecho de no estar vivos manifestando su
presencia de diferentes maneras. El recuerdo, la memoria, el homenaje, los
sueños, visiones…Todo exterioriza y amplifica la vital existencia. ¡Nadie ni
nada desaparece por completo!
La doctrina de la reencarnación dice que el alma se
desprende de la envoltura física y pasa de un cuerpo a otro hasta su evasión
final. Esta teoría, en parte, sería una razón para saber porque seres puros
deben sufrir arbitrariedades y penurias sin fundamento. ¡Por qué ese legado de
padecimiento tan poco justo! Aunque sea heredado, no hay razón ni rebeldía que
lo justifique.
Convengamos que el cuerpo no es propiedad exclusiva, es un préstamo
fugaz con entrega a plazo fijo.
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