La necesidad
de estar conectados es la nueva conquista humanoide
Por un lado el imperativo de la híper conectividad
social
Por el otro, la búsqueda de la soledad perdida.
El necesario quiebre con las obligaciones sociales. El
aislamiento para ser uno mismo, pensar, leer, escribir, y disfrutar del sosiego
que impone nuestro refugio.
¡Quién entiende a la humanidad contemporánea!
Trabajos manuales reemplazados por máquinas, adelantos
quirúrgicos a distancia, vuelos al exterior de nuestro sistema planetario,
camiones sin conductor, lentes con
cámara e inteligencia incorporadas, formas de entablar compañía menos
comprometedora, con la sociedad,
adoptando mascotas. La conquista robótica y la tecnología digital no tienen
límite. Se ha concentrado demasiado en la industria participativa del software,
instagram, whats apps, laptops, tablets, smartphones y montones de celulares,
convirtiéndose últimamente en el alma de
las ideas hasta preguntarnos si tales avances nos unen o nos aíslan (?)
En esta era, los nuevos acontecimientos forman parte de nuestra
identidad. El que no tiene aprendizaje digital está muerto. La ansiedad nos
tiene conectados con el exterior sin descanso. Ni en la almohada, logramos
evadirnos de los pequeños y grandes problemas. El hombre es una especie de
equilibrista ambulante que desafía la vida con su tecnología. Las computadoras
se registran en bares, autos y lugares de descanso, el celular forma parte de
nuestro cuerpo. Aún los más analfabetos, no sabrán escribir, pero, manejan bien
su celular. No se puede salir del mundo que habitamos.
¡Cuando el ser esta muy zaherido se hace necesario
cerrar la puerta y prestar atención a la conversación interna, esa que se
produce sin sonido y sin palabras. El sentir excede toda ciencia
de filósofos y sabios.
El hombre no nació para estar solo. La exigencia de la vida familiar es
un desafío que también interfiere. El reinado tecnológico ha hecho que el ser
viva electrizado y con angustia la imposibilidad de estar y vivir como quiere.
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