Cuando
el hambre incentiva el cerebro.
En
la guerra civil española después de tanta opresión de años, el país clamaba
libertad de expresión, fin de confinamientos y genuflexión. Nadie quiere
trabajar bajo imposición.
Buscando
un país más libre surgieron las Peñas de Madrid. No había en aquel entonces
mejor válvula de escape que una mesa bien conversada. Entre amigos se podía
intercambiar pareceres, discusiones y recuerdos con genios como Valle Inclán,
Machado, Ortega, Méndez Pidal, Ramón y Cajal, Lorca y Azaña, entre otros. Esas
reuniones eran la ebullición del saber. Mesas que se dieron en llamar “Mesas
del intelecto, embrutecidas de tanto saber”. Las opiniones eran totalmente
libres. Nadie desdeñaba la concurrencia a esas peñas, allí se aprendía más que en la Universidad Complutense.
Hasta que con premura, la Quinta Columna tuvo que expatriar a todos…
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