Fotones y moléculas impactan permanentemente sobre
nosotros conformando nuestra energía. Queriendo afirmar que hay un límite para
nuestro entendimiento donde la nada y el infinito se pierden, donde Dios es una
expresión de nuestra supina ignorancia. Antes que ir a desarreglar la luna,
convendría arreglar primero el eje de nuestro planeta tierra.
Por
más vueltas que le demos a la noria, siempre volveremos hacia el mismo punto.
La centralidad del Dios-dinero, un capital que nació al servicio del hombre.
El
rico se afana en busca más riqueza, olvidando en su hacer que hay otros parámetros
que opacan el patrimonio metálico.
La libertad de la conciencia y la inalcanzable igualdad de las
repúblicas democráticas en su encrucijada hacia el futuro tal vez utilicen las
nuevas miras. Confiemos que la humanidad influya en la búsqueda con otras técnicas
más humanas
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