Todos
escuchamos alguna vez: Newton está meditando en el jardín debajo del árbol
bíblico cuando le cae una manzana en la
cabeza y ¡zas! Se le ocurre la ley de la gravedad.
El
Jardín del Edén de la Biblia. La consabida manzana, el diablo y
el
inocente fruto considerado prohibido.
La
jugosa y rica Manzana, que originó el pecado original al final nada tuvo que
ver con toda esta historia.
El
fruto del paraíso identificado como el árbol del bien y del mal. El árbol del
conocimiento (nunca definido por la Biblia de qué fruto se trataba), que más
bien, por error de traducción, quedó convertido en manzano.
El
relato homérico de la manzana de la discordia: La manzana de oro como donación
a la más bella entre: Hera, Afrodita, Heridse y Helena. Con Paris, hijo del rey
de Troya, como juez, y secuestrador de Helena, que desencadenó la guerra
troyana que duró diez años.
La
manzana del desafío, que Eride (la discordia) arrojó entre los invitados para
que la comiera la más bella de la fiesta.
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