Será
la equidad la nueva moral que regulen los tiempos.
En
primer lugar la burguesía que tanto ha dado de que hablar sobre el
proletariado. El pagano, el aldeano, el hombre de campo siempre fue el
analfabeto. La letra escrita sólo reinaba para la gobernación de las grandes
ciudades. El poder o autoritarismo reinó ante el individualismo. La
superioridad ante el sometimiento, etc.
La
docilidad cívica borreguil no siempre redunda en beneficio de una sociedad que
pretende desarrollarse. Se necesita el equilibrio de la masa y su progreso
exige la combinación educacional, industrial y de múltiples disciplinas para
crecer como persona y conseguir ser uno mismo.
Para
muchos la realidad es espiritual. Un lenguaje que abarca la nueva dimensión por
estar en la frontera de la lógica y la mística. Para la mala política: cuanto
más cercano sea el hombre al asno mejor. El burro “si no se encabrita” es fácil
de llevar.
La
vida diversa de esta Tierra se abre a los problemas creados por el hombre.
Entre la dinámica de conocimientos prácticos y la adhesión a los bienes
espirituales, debemos erigir nuestro individualismo para aprender a superarnos
educacionalmente si no queremos retroceder ente un mundo que sigue avanzando
con apresuramiento.
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