jueves, 24 de mayo de 2018

Si el Sena define París, el contaminado Ganges encarna el alma de la espiritualidad de la India



En la sociedad india, lo sagrado y lo profano, la vida y la muerte, corren de la misma mano.
Con una mezcla de cultos a través de milenios alternan en perfecta convivencia hindúes, budistas, sijs, musulmanes, cristianos, judíos e islamitas y más de cuatro mil dialectos. Como no existe la voracidad de escalar posiciones nadie molesta al otro.
Pese a que un tercio de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, los “dalits” (parias) guardan una educación ancestral. Si pierdes u olvidas algo, sin duda al siguiente día lo vas a encontrar donde lo dejaste. El pueblo mantiene una estructura social no contaminada admirable.
Es chocante para los occidentales ver que entre tanta pobreza todavía permanecen los vestigios de los poderosos rajás y santuarios de una lujosa y descomunal belleza.
No recuerdo quién califico a la India como “Un pueblo de alma limpia que habita un país sucio”. En occidente ocurre todo lo contrario. Se enmascara la suciedad interna con los países de aparente limpieza.
Orando en el Ganges

No es que quiera ensalzar el oriente y disminuir occidente. Estoy muy feliz de pertenecer al continente  Euro-americano. Solamente analizo fríamente cuan chocantes son los diferentes sistemas educativos.
            

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