En la
sociedad india, lo sagrado y lo profano, la vida y la muerte, corren de la
misma mano.
Con
una mezcla de cultos a través de milenios alternan en perfecta convivencia
hindúes, budistas, sijs, musulmanes, cristianos, judíos e islamitas y más de
cuatro mil dialectos. Como no existe la voracidad de escalar posiciones nadie
molesta al otro.
Pese
a que un tercio de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, los
“dalits” (parias) guardan una educación ancestral. Si pierdes u olvidas algo,
sin duda al siguiente día lo vas a encontrar donde lo dejaste. El pueblo
mantiene una estructura social no contaminada admirable.
Es
chocante para los occidentales ver que entre tanta pobreza todavía permanecen
los vestigios de los poderosos rajás y santuarios de una lujosa y descomunal
belleza.
No
recuerdo quién califico a la India como “Un pueblo de alma limpia que habita un
país sucio”. En occidente ocurre todo lo contrario. Se enmascara la suciedad
interna con los países de aparente limpieza.
Orando en el Ganges |
No es
que quiera ensalzar el oriente y disminuir occidente. Estoy muy feliz de
pertenecer al continente Euro-americano.
Solamente analizo fríamente cuan chocantes son los diferentes sistemas
educativos.
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