Todo
se compra y se vende, es cuestión de ponerle precio
La corrupción es más contagiosa que la gripe. Un atentado contra el Estado y el bien común donde el poder judicial brilla por su ausencia. Con gran alharaca para la ciudadanía, se habla de la imposición de pena que a renglón seguido se borra con la manga.
Los
corruptos se saben impunes porque en los regímenes autoritarios, totalitarios y
democráticos hay corrupción aunque no se ventilen a la luz del amanecer.
En
un país donde todo pretende ser “On line”. Alguien tiene la obligación de tomar
medidas drásticas contra ese cáncer endémico que día a día toma más volumen y
el descrédito ya se convierte en moneda social.
Hasta
donde vamos a llegar Señores Presidentes!
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