Los
últimos conocimientos biológicos revelan que
“no somos victimas de nuestros genes”.
La idea de que nuestro destino está inscripto en los genes es
convencional. La herencia familiar como
el cáncer, el Alzheimer, la diabetes, etc. no es positiva. Puede ser que asumamos alguna predisposición
primaria hereditaria, pero los conocimientos biológicos aconsejan no vivir
atemorizados si nuestras células son sanas. La evaluación del factor biológico
se modifica con los años como cualquier otra cualidad. La química del cerebro
asegura la función inmunológica a través de vacunas. El ser que genera
pensamientos negativos provoca efectos que se identifican. La cualidad de la
mente consciente positiva, dota al organismo de refuerzo para expresar su libre
arbitrio transformando a la victima, en dueña de su propio destino. Un marcado
diferencial cuando de emprender una vida de trata.
Las
dos conciencias. La conciencia del cerebro, y la conciencia del “si mismo”. La que permite que cada
individuo pueda identificar las consecuencias de sus determinaciones y tiende a
asociarse al cerebro como “corteza
frontal” que identifica la cualidad de pensar. La autorreflexiva, la que
codifica la mente con adultez.
Las
funciones mentales se desarrollan mucho antes de “la corteza pre-frontal.” La mente subconsciente tiene la habilidad
de procesar información a una velocidad extraordinaria. Nuestro destino está
manejado por procesos subconscientes que han ido dando forma a la sucesión de
la vida.
El
cerebro genera respuestas de acuerdo a los estímulos recibidos. La mayoría de
nuestra conducta “es invisible” porque
se automatiza sin ser observada por nuestro banco mental informativo.
Los
instintos son percepciones adquiridas de la madre naturaleza grabado en la
mente subconsciente. La química emocional del recién nacido, como la habilidad
de nadar como un delfín, y tantas otras respuestas, responden al instinto. Las
percepciones primarias, son las recibidas a través de las emociones maternas,
cuando la madre está feliz, también lo está el feto. Su sistema nervioso graba
las experiencias de la vida intrauterina, en ella se está gestando la mitad de
la personalidad. La grabación más influyente en la mente subconsciente del
recién nacido, es la que transcurre desde el periodo del nacimiento hasta los
primeros y seis o siete años de vida.
Con
el aprendizaje del gateo, la estabilidad, el habla, la observación de los
patrones del medio ambiente y conductas sociales se establecen los primeros
comportamientos adquiridos.
El
proceso cultural y la habilidad mental de información subconsciente influyen en
los estados de conciencia primarios. Hasta los siete años puede decirse que el
niño “es programado.” A partir de esa
edad, la mente empieza a individualizarse y adquirir personalidad propia. Para
vivir por si mismo le falta todavía gran tiempo de madurez.
¡Así
están establecidas las reglas de la vida!
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