Lo que no quita la desigualdad de inteligencias. Hay
mentes superiores y cerebros obtusos. Aunque el talento sea nato e inmaterial y
las propiedades del cerebro sean individuales, mucho influye el medio social y
la educación. La misma predisposición rige para los distintos órganos del
cuerpo humano. Mientras unos tienen ingenio para las matemáticas, otros se
desempeñan mejor para otras ciencias. Los espiritualistas se basan en la
creencia del alma inmortal pero es la
materia la que hace las diferencias y crea la desigualdad inmaterial.
La manifestación de las distintas diferencias se
ejemplarizan en la inteligencia refleja, cuando
la capacidad ejercitada carece de la misma atención de acuerdo a las
necesidades sociales o circunstanciales.
Si a un niño se
le habla en diferentes lenguas aprende sin mayor esfuerzo los distintos
idiomas. El hombre es una inteligencia al servicio de una organización social
viviente, dijo el ensayista del siglo XVIII Saint-Lambert.
La voluntad es el poder ejercido en libertad. La repetición
de los hechos aburre y obstaculiza la visión de lo que se quiere ver. Nos
formamos y aprendemos con la vida. Tenemos en el cerebro una fuente inagotable
de ideas, utilizarlas es lo que alimenta el móvil de inteligencia, el resto es
cuestión de matices.
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