Tras
el fin de la guerra, 1953, los países vecinos firmaron un tratado de no
agresión aún vigente, pero que ya no convence demasiado.
El
anuncio del líder norcoreano Kim Jong-un y de Moon Jae-in, presidente
surcoreano, de suspender las bases nucleares y misiles nos sorprendió a todos.
Es un
buen indicio para el presidente chino Xi Jinping, protector de Kim, para Donald
Trump, y en dirección hacia la paz del mundo. Aunque se reserve la facultad de
no abandonar su arsenal nuclear y el derecho de su uso en caso de amenaza o
provocaciones contra su nación.
Boguemos
para que el desarme de todos los países sea irreversible y completo. Que todos
los líderes se acoplen y retiren sus fuerzas del país considerado enemigo! Loado
sea! Pero tan encarajinado está el mundo político que en el encuentro de la
canciller alemana Ängela Merkel, con el estadounidense Donald Trump, no
lograron avances positivos en el pacto nuclear con Irán, la OTAN y la guerra
comercial. Se propinaron piropos diplomáticos innecesarios que terminó en besos
y abrazos sin resultados concretos positivos ante el comentario de Trump: “Los
iraníes no harán más armas nucleares…” Todo es ríspido entre los líderes de
Francia, Gran Bretaña, Rusia, China e Irán.
¡Para cuándo ese afamado pacto! Sólo puros intercambios de puntos de
vista. Aunque sea a remolque, no podemos despegarnos del mundo de las ideas por
el de las decisiones. ¡Qué clase de líderes tenemos! Mientras Irán sigue
cayéndose a pedazos…
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