En
este periodo históricamente oscuro que estamos viviendo viene a mi memoria la
última Marcha Mundial por la Paz y la no Violencia.
Los
cinco artículos exigidos para evitar la catástrofe: “El desarme Nuclear. El
retiro de tropas invasoras. La reducción de armamentos de destrucción masiva.
La firma de tratados de no agresión entre países. La renuncia de gobiernos a
utilizar la guerra como medio de resolver conflictos”.
¡Oídos
sordos para quienes no quieren oír!
En el
2008, organizada por el “Movimiento Humanista”, cuyo fundador fue Silo (Mario
Luis Rodríguez Cobos). Marcha que partió de Auckland, Nueva Zelanda, y después
de recorrer más de cien países, recaló en Punta Vacas (Mendoza) en enero de
2010. Desplazamiento reconocido por el Parlamento Europeo.
Palabras
de Silo en el año 2004:
“En
este desgraciado mundo en que la fuerza y la injusticia se enseñorean por
campos y ciudades, ¿cómo es que se piensa acabar con la violencia?
Tal
vez piensen que son un ejemplo inspirador de las nuevas generaciones cuando
envían a sus muchachos a invadir, a matar y a morir en tierras lejanas. Este no
es un buen camino ni un buen ejemplo.
Tal
vez piensen que volver a las primitivas prácticas de la pena de muerte, será un
gran ejemplo social.
Tal
vez piensen que penalizando progresivamente el delito cometido por niños,
desaparecerá el delito... ¡ o desaparecerán los niños !
Tal
vez crean que trasladando la práctica de la “mano dura” a las calles, las
calles serán seguras.
Por
cierto que estos problemas existen y se multiplican en el momento actual, pero
con un enfoque violento de la violencia no resultará la paz”.
Mensaje
de Paz por el que tantos líderes lucharon e injustamente pagaron con la vida:
Gandhi, Luther King, Nelson Mandela, etc.
No se
pueden predecir los sucesos, las más de las veces ocurren de manera arbitraria,
como fuego que se expande y arrasa con todo lo que obstaculiza el paso.
La
violencia responde con más violencia, el progreso del mundo solo se construye
con la base firme que origina la paz. No se puede fríamente jugar con amenazas y vidas que no nos
pertenecen. La inconsciencia de los gobernantes es infinita, nada importa.
No
nos prestemos a la ebullición ajena. Defendamos nuestra libertad de acción, nuestra
paz, y el crecimiento de nuestra patria. Digámosle no a la devastación que
origina la violencia. Un No rotundo a la destrucción de una nueva guerra. El
mundo quiere paz y progreso.