viernes, 12 de octubre de 2018

Todos tras la fiebre del paraíso



Claro está que la tierra que actualmente habitamos lejos está de ser “El jardín del Edén” y el rio de la plata no es el Éufrates o el Nilo, ni Buenos Aires Babilonia. El Paraíso Terrestre está adaptado a nuestro tiempo, los humanos que lo habitan tienen una geografía basada en la cultura del siglo XXI.

Aquí existe la avaricia, la impureza y la muerte. La corriente de agua pura y dulce que mana del manantial, está contaminada, su impureza trae al hombre serias preocupaciones, no somos los primeros humanos y espero, ni los últimos. La serpiente viene munida de dólares y bienes materiales que obnubilan al hombre. La diferencia del Edén Bíblico es que aquel paraíso que narraba el Génesis Mesopotámico de Eva. Adán, su costilla y los dioses que planearon la creación de los primeros humanos, es una historia ya ida. La civilización actual arrasó con todo y se las ingenió hasta llegar a lo que somos.  Curiosamente el nombre de Eva procede de una raíz verbal que significa vivir, y el fruto del árbol prohibido del bien y el mal, en aquel entonces mantuvo existencias separadas. Nosotros juntamos todo y en ese batiburrillo y mezcolanza de viveza y sabiondez aprendimos a no rendir cuentas a nadie buscando y aceptando cuanta cosa cae a nuestras manos y nos describimos sabios ya que nadie expulsa a nadie de nuestro paraíso, donde prevalece el interés personal y el ejercicio del poder. Y, libremente, vivimos nuestra guerra Troyana.

Divertido es, el cuento da para no aburrirnos, agarrar los cuadernos y ponernos a escribir como hizo nuestro confuso amigo.
¡El país da para todo!

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