viernes, 19 de octubre de 2018

“Si de mi taller sale algún buen escritor es porque ya lo era” Abelardo Castillo


Si bien se sabe que en los centros literarios no se aprende a escribir, leyendo se puede distinguir a escritores de estilo excesivamente narrativos como ocurre con la novela. El libro específico, filosófico es más objetivo, más seco, tal vez para no distraer la objetividad.

El estilo narrativo es importante para recrear la mente y marcar el espacio o lugar específico, el exceso de palabrerío obnubila la idea y suele causar aburrimiento. Nuestro cerebro funciona entre una comunicación poética emocional y razonamiento lógico. A veces leer a algunos autores de lenguaje menos complejo es un descanso placentero.

Cuando planteamos escribir un libro, si queremos ser leídos hasta el final, hay que tener presente la literatura clásica, Homero, Conrad, Dostoievski, o científicos como Sagan.  Es fundamental intercalar lectura y aprender a leer.
La vida contemporánea no da como para lecturas demasiado extensas, por eso el micro relato, aunque no sea lo ideal, se está imponiendo.

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