Hasta
no hace mucho el plomo era utilizado altamente en la industria. Gracias a dos
científicos: Clair Peterson y Herbert Needleman se frenó en parte la amenaza tóxica
contaminante. Hasta entonces el plomo podía encontrarse en infinidad de
utensilios de cocina, como sellador de latas de conservas, y hasta en productos
farmacéuticos. En óleos para pintura de cuadros artísticos o paredes de casas.
Gracias a la maleabilidad y a la vez dureza de este metal, los romanos lo usaban
en caños de drenaje y tuberías de agua como así los artesanos para sus obras de
arte.
Para
constatar si el plomo provenía de origen natural, se analizaron las diferentes capas
de agua oceánica constatando que en aguas profundas la cantidad de este metal
era muy poca a diferencia de las capas superficiales que sorpresivamente había
en abundancia.
Minería
en el mar distintos al petróleo y el gas: cobalto, níquel, cobre, zinc, oro y
manganeso están contenidos en piedras metálicas que reposan en nódulos sobre el
lecho marino a más de 4500 metros de profundidad del Océano Pacífico que
esperan las convenciones de los derechos del mar para ser recogidos para su
posterior explotación.
Antes
del siglo XX, casi no había plomo en la atmósfera, pero con la introducción de
la gasolina en la década del 20, y la emisión de automóviles en escala, juntamente
con un elemento radiactivo como el uranio, el problema se agudizó.
A
pesar de la pérdida de fondos económicos y con el poder político en contra para
refutar la veracidad científica, el geoquímico se mantuvo firme. Una comisión
verificó los hechos exigiendo la cancelación de la nafta con plomo.
Ya
en aquel entonces, Marco Polión, arquitecto y lego en medicina, no ignorando su
toxicidad, prohibió su uso tras la publicación de su libro sobre los peligros humanos
visuales, envenenamientos y parálisis denominados “saturnismo”. Pero, entre
dimes y diretes, guiados por lo dúctil, en lugar de decrecer, al tiempo aumentó
su utilidad.
En
el siglo XXI podemos decir que ya era tiempo de que la ciencia le ganara a la industria.
Pero aún se sigue usando.
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