jueves, 14 de febrero de 2019

Adopción

Gracias a la ley Nº 26.862, pueden acceder a la prestación de reproducción todas las personas sin limitación alguna, que cumplan la mayoría de edad y así lo requieran.
Haití es uno de los países que permiten la adopción extraterritorial cuya autoridad central se llama "IBESA” (entidad que se ocupa de resguardar el origen del adoptado). Hay adoptantes de todo el mundo. Chicos sin custodia. Huérfanos, abandonados donde los trámites de adopción no son tan engorrosos como en Argentina, donde la ley no es tan flexible.
Concebir ahora no es un problema de pareja, con la donación de gametos y embriones nuestro derecho de identidad genética pasa a ser opcional. ¿A dónde quedó para las futuras generaciones, la sucesión hereditaria, el rastreo del ADN? No sólo en parejas con patologías para procrear sino también en personas solas e inclusive en las del mismo sexo.
El daño psicológico que podría sufrir un niño criado sin paternidad ya no se discute, se da por sentado que no existe cuando uno de los dos lo reemplaza. La diversidad de hogares homo parentales e identidades de género ya no es temática que llamen la atención a nadie. Con el invento de la píldora se terminaron los tabúes.
Actualmente aprendimos a ser más cerebrales, aceptamos que el amor, como todas las pasiones emocionales, cuando son imperativas nos debilitan. Luchamos para defender nuestra integración personal, pero la soledad social nos guía al aislamiento y nos sobra amor. 
Por eso adoptamos. 
La ley de Justina, la niña que no pudo alcanzar a tiempo un corazón para trasplante. Tras la campaña de Justina el Congreso aprobó la ley 27.447 que nos convierte a todos en donantes. Un mes después se registró un récord en donaciones.

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