Somnolentus
De mi libro Se le volaron los
pájaros
Juana Maria, sobresaltada en
su sueño, de repente se encuentra con un hombre en su apartamento. El hallazgo
no la inquieta demasiado, aunque si la intriga por donde ha entrado. La puerta de entrada estaba llaveada y con
cerrojo.
-
¿Por donde entró?
le pregunta
-
¡Por la terraza!
-
¿De dónde viene y
que pretende de mí?
-
Estoy huyendo. Mire
la mugre que tengo encima, le señala mostrándole su sucia camisa…Sólo quisiera
darme un baño.
-
¡No en mi baño!
-
Bueno, al menos invíteme
a tomar un café.
-
Allí está la cocina
y el café ¡Hágaselo! que sean dos de
paso…
-
Toman el café,
ambos se observan sin cruzar palabra
-
¡Y ahora se
retira! No tenga temor. No lo voy a delatar.
-
Toque el timbre
de abajo y le abro la puerta de calle. A mí no me importa saber de qué huye ni
que puede haber hecho, pero lo invito a que se retire, le dijo mientras lo empujaba
hacia la puerta.
-
Tocó el timbre mientras
por la mirilla del retrovisor televisivo vio como de iba…
-
Días después,
entre un tumulto de una Avenida, con gran asombro se cruza al parecer con el
mismo hombre. Lo mira, lo examina con detenimiento… La misma cara, los mismos
rasgos, la misma altura, los mismos ojos, la misma mirada, la misma voz.
-
Le parece difícil
superar el hallazgo. ¡Si! ¡Es el mismo hombre que vio en su sueño!
-
El hombre la
observa, los dos asombrados se miran y el va a su encuentro.
-
¿Qué quiere?, le
indaga ella algo confusa
-
¿Puedo decirle
algo?
-
¡!Cambie la marca
de café porque el que usa es verdaderamente horrible!!
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