La última de las locuras
¡Primero habría que
preguntarnos si verdaderamente deseamos ser inmortales! Y segundo, cómo
eliminar todas las lacras y maldades que puede concentrar un cerebro humano
para después estudiar cómo vencer la muerte.
La técnica del congelamiento,
inventada por investigadores rusos que lograron revivir seres microscópicos
congelados en el Ártico, después de una siestita de 40 mil años. Manejar las
células corporales no es lo mismo que la parte neuronal. Los sentimientos no se
pueden robotizar. No podemos pasar nuestro contenido mental a un robot.
Se podrá extender la
juventud, pero suplantar el reloj biológico suspendiendo nuestro destino final
que es la muerte. ¡Imposible!
El sueño de la inmortalidad
más bien parece un lucrativo negocio millonario. Las máquinas no toman conciencia
para poder descargar nuestro contenido mental.
Luchar contra la enfermedad
es loable, el resto son técnicas para ingenuos de vanguardia. La vida humana es
limitada, lo demás es ciencia ficción.
A la temporalidad le preocupa
más como vivir el día siguiente, que cómo llegar a alcanzar la inmortalidad.
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