La estupidez y petulancia revestida en
poder político.
Escoger la palabra justa en
el momento preciso tiene un valor inconmensurable. La palabra tiene poder
terapéutico, su carácter crucial puede perforar la autoestima e integridad del
oyente.
No hay palabra inocua.
Cuando su energía se filtra en la piel, puede herir como el rayo, O dulcificar
como la miel.
La palabra punzante bien
empleada es un mandato que puede adquirir la fuerza de todo un ejército.
La violencia de la palabra |
Cuando el hombre obnubila
la mente y enajena los límites. Se
vuelve impotente contra si mismo .Una cosa es oír la verdad como se proclama, y
otra como verdaderamente es.
Todo lo que no huele a
cordura es sinónimo de acortamiento. La violencia siempre engendra más
violencia y obstaculiza el dialogo.
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